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Importancia del bienestar emocional en bebés y niños pequeños

Tiempo de lectura: 6 minutos

¿Te has preguntado cómo las emociones que experimenta un bebé pueden influir en su vida futura? El bienestar emocional de los bebés y niños pequeños es un aspecto esencial que muchas veces pasa desapercibido en la crianza y el cuidado infantil. Aunque es común pensar que la salud mental se desarrolla más adelante en la vida, la realidad es que desde los primeros meses, e incluso desde el nacimiento, el entorno emocional de un bebé influye en su desarrollo cognitivo, emocional y social.

Cuidar la salud mental y el bienestar emocional de los más pequeños no solo les ayuda a tener una infancia más feliz y plena, sino que también sienta las bases para un futuro en el que se sientan seguros, confiados y capaces de enfrentar los desafíos de la vida. A continuación, exploraremos por qué es crucial el cuidado de las emociones en los niños desde la infancia temprana, así como las consecuencias a largo plazo de un entorno emocional positivo.

¿En qué consiste el bienestar emocional en bebés y niños pequeños?

Este concepto se refiere a la capacidad del bebé o niño pequeño de experimentar y expresar emociones de manera saludable, así como de crear lazos afectivos seguros con los cuidadores principales. Desde que un bebé nace, comienza a interactuar con el mundo a través de sus emociones: sonríe, llora, muestra signos de estrés o calma. Este proceso es una parte integral de su desarrollo y es influenciado por las interacciones con sus padres, cuidadores y el entorno en general.

Los bebés y niños pequeños son particularmente sensibles a las emociones de las personas que los rodean. Un ambiente cálido y afectuoso les permite sentirse seguros y comprendidos, lo cual favorece un desarrollo emocional sano. Por el contrario, un entorno donde hay estrés constante, falta de conexión afectiva o conflictos emocionales puede afectar su capacidad para la gestión de emociones y formar vínculos seguros.

La conexión entre el bienestar emocional y el desarrollo cognitivo

Las primeras experiencias emocionales de un bebé tienen un impacto directo en su desarrollo cognitivo. El cerebro de un bebé es extremadamente plástico durante los primeros años de vida, lo que significa que está en constante cambio y es influenciado por el entorno. Las interacciones positivas y cálidas con los cuidadores, como los abrazos, el contacto visual, las sonrisas y las palabras de aliento, estimulan el desarrollo de las conexiones neuronales.

Por ejemplo, cuando un bebé se siente seguro y amado, su cerebro libera oxitocina, una hormona que favorece la creación de lazos afectivos y la sensación de bienestar. Esta hormona también ayuda a reducir los niveles de cortisol, la hormona del estrés, lo que a su vez permite que el cerebro se concentre en aprender y explorar su entorno. De este modo, un ambiente emocionalmente positivo contribuye a un desarrollo cognitivo más robusto, permitiendo al bebé desarrollar habilidades como la inteligencia emocional, el lenguaje, la memoria y la capacidad de atención.

El impacto del bienestar emocional en el desarrollo social

El bienestar emocional en la infancia también es fundamental para el desarrollo social. Los primeros años de vida son un periodo en el que los niños aprenden a entender cómo funciona el mundo social que los rodea. Las interacciones que tienen con sus padres, hermanos y otros cuidadores son la base sobre la cual construyen su comprensión de las relaciones y las interacciones sociales.

Cuando un bebé o un niño pequeño crece en un entorno seguro y afectuoso, es más probable que desarrolle la habilidad de empatizar con los demás, de entender las emociones de otras personas y de crear relaciones saludables. Estas primeras experiencias de conexión emocional y comprensión son la base de la inteligencia emocional en los niños. Los niños que reciben una crianza llena de cariño y atención tienden a sentirse más cómodos al interactuar con otros y a explorar el mundo social que los rodea.

Por otro lado, los niños que crecen en un entorno emocionalmente inestable o carente de afecto pueden desarrollar dificultades para relacionarse con otros y expresar sus emociones de manera adecuada. Esto puede manifestarse en conductas agresivas, aislamiento social o, a medida que crecen, en problemas de autoestima y ansiedad.

Cómo los cuidadores pueden fomentar el bienestar emocional

El papel de los cuidadores, principalmente de los padres, es esencial para el desarrollo emocional de los bebés y niños pequeños. A continuación te compartimos algunas formas en que pueden apoyar el bienestar emocional desde el nacimiento:

  • Crianza sensible y responsiva. Responder a las necesidades emocionales y físicas de un bebé de manera oportuna y adecuada crea un entorno de seguridad. Esto significa atender el llanto, ofrecer consuelo cuando el bebé está inquieto y celebrar sus logros, por pequeños que sean. Esta atención constante ayuda a que el bebé se sienta seguro y confiado.
  • Desarrollo de un apego seguro. El apego seguro se forma cuando un bebé sabe que puede contar con sus cuidadores para sentirse protegido y comprendido. Esto se logra a través de interacciones consistentes y cálidas, donde el cuidador demuestra estar presente emocionalmente y dispuesto a satisfacer las necesidades del bebé. Un apego seguro se asocia con una mayor capacidad de regulación emocional y un mejor desarrollo social y cognitivo.
  • Crear un entorno de calma y estabilidad. Minimizar el estrés en el entorno del bebé, como evitar discusiones frente a ellos, cuidar la rutina diaria y mantener un ambiente tranquilo, ayuda a reducir la ansiedad y favorece un estado emocional equilibrado. Un ambiente de paz y armonía permite que el bebé se concentre en explorar y aprender.
  • Promover la expresión emocional. Aunque los bebés y niños pequeños no tienen la capacidad de hablar sobre sus emociones de la misma manera que los adultos, es importante ayudarlos a identificar lo que sienten. Esto puede hacerse poniendo palabras a sus emociones, por ejemplo, diciendo “parece que estás triste” cuando están llorando o “te ves feliz” cuando están sonriendo. Esto les enseña a cómo expresar las emociones y reconocer y comprender sus propios estados emocionales.

Consecuencias a largo plazo de un buen bienestar emocional

El cuidado del bienestar emocional en la infancia no solo tiene beneficios inmediatos, sino que también influye en la vida a largo plazo de una persona. Un niño que crece en un entorno emocionalmente saludable tiende a tener una mayor capacidad para la gestión de emociones, enfrentar el estrés, resolver conflictos de manera asertiva y mantener una autoestima sólida.

Diversos estudios han demostrado que los adultos que tuvieron un apego seguro durante la infancia son más resilientes y tienen una mayor capacidad de construir relaciones personales y profesionales saludables. Además, es menos probable que experimenten problemas de salud mental como la depresión o la ansiedad, ya que desarrollan una visión positiva de sí mismos y del mundo que los rodea.

En cambio, la falta de apoyo emocional temprano puede contribuir a una mayor vulnerabilidad frente al estrés, dificultades en las relaciones personales y una mayor probabilidad de experimentar problemas de salud mental en la adolescencia y la adultez. Esto demuestra la importancia de priorizar el bienestar emocional desde la infancia como una forma de promover un desarrollo integral.

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En conclusión, la importancia del bienestar emocional en bebés y niños pequeños no debe subestimarse. Así mismo, cuidar la salud mental desde los primeros años de vida no solo ayuda a que los bebés se sientan seguros y queridos, sino que también establece las bases para un desarrollo cognitivo, social y emocional saludable a lo largo de la vida. Además, un entorno afectuoso y estable, donde el bebé se sienta atendido y comprendido, puede marcar una diferencia significativa en su capacidad para enfrentar los desafíos del futuro.

Los padres y cuidadores tienen un papel fundamental en este proceso, ya que son quienes proporcionan las primeras experiencias emocionales a los más pequeños. Al invertir tiempo y esfuerzo en cuidar el bienestar emocional de los bebés, se les está dando un regalo que perdurará a lo largo de su vida: la capacidad de ser emocionalmente fuertes, resilientes y capaces de disfrutar de relaciones positivas con el mundo que les rodea.

Este enfoque no solo beneficia a los niños durante su infancia, sino que también tiene un impacto duradero en la forma en que enfrentarán la vida en sus años de adultez.

Referencias:

Center on the Developing Child at Harvard University. (2015). La salud mental en la infancia temprana: La base de un futuro saludable. https://harvardcenter.wpenginepowered.com/wp-content/uploads/2015/07/07_LA-SALUD-MENTAL-EN-LA-INFANCIA-TEMPRANA-1.pdf

Maldonado, J. M., Sauceda, J. M., Lartigue, T., & Karacostas, V. (2002). La salud mental del bebé. Nuevas evidencias . Salud Mental, 25(6), 59-67.

UNICEF. (2023, 10 de octubre). Salud mental para todos los niños y niñas. UNICEF Colombia. https://www.unicef.org/colombia/historias/salud-mental-para-todos-los-ninos-y-ninas

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