Cómo distinguir entre un berrinche y una crisis emocional en niños

Distinguir entre un berrinche y una crisis emocional
Tiempo de lectura: 4 minutos

¿Sabes cuándo una actitud puede convertirse en algo más que un berrinche? Una de las dudas más comunes entre los padres cuando los pequeños comienzan a formar su propio carácter es aprender a distinguir entre un berrinche y una crisis emocional. Saber identificar correctamente las diferencias entre estos patrones de conducta es crucial para el manejo de emociones y para poder monitorearlos adecuadamente. Según su intensidad y frecuencia, es posible determinar cuándo es necesaria la intervención de un especialista en inteligencia emocional. En este artículo te explicaremos la diferencia entre un berrinche y una crisis emocional en un niño, y te brindaremos algunas estrategias efectivas para saber manejar ambas situaciones.

¿Qué es un berrinche?

Los berrinches son expresiones de enojo o frustración que tienen los niños cuando no consiguen un objetivo, cuando no comprenden las razones que les hacen sentir frustración o cuando enfrentan alguna situación fuera de su rutina. Debido a que no pueden controlar sus emociones o no saben cómo expresar sentimientos, estas se desbordan en una amalgama de acciones empapadas de sentimientos que comúnmente conocemos como berrinches.

La forma clásica del berrinche incluye gritos, llanto, pataletas o tirarse al suelo. A veces, el niño puede arrojar objetos, lo que puede causarle daño a sí mismo o a otros. En algunos casos, puede agredir a los padres o a otras personas con el fin de llamar la atención.

¿Qué hacer con los berrinches?

De acuerdo con Mayo Clinic, existen varias estrategias que los adultos pueden emplear para prevenir o disminuir los berrinches en los niños:

  • Mantener la calma: es esencial no perder la compostura y tratar de tranquilizar al niño.
  • No gritar ni amenazar: estas acciones solo prolongarán el episodio.
  • Distraer al niño: si es posible, cambiar su atención a algo diferente puede hacer que el berrinche pase más rápidamente.
  • Abrazar y contener: mantenerse firme y abrazarlo puede hacer que el niño se sienta apoyado.
  • Enseñar técnicas de respiración: ayudar al niño a respirar profundamente puede facilitar una recuperación más rápida.

¿Qué es una crisis emocional?

A diferencia de los berrinches, las crisis emocionales no pueden controlarse voluntariamente, ni en adultos y aún menos en los niños. Estos episodios ocurren cuando los sentidos del niño están expuestos a demasiada información. Y el resultado es una sobrecarga sensorial, que es cuando hay un exceso de sonidos, emociones, imágenes, sabores o texturas en el cerebro.

Ejemplos de cuando hay situaciones que pueden desencadenar crisis emocionales incluyen separaciones abruptas de padres o familiares cercanos, pérdida de mascotas, fallecimientos o enfermedades de los padres.

Manifestaciones de una crisis emocional

Estas situaciones pueden manifestarse de diversas formas:

  • Gritos y llanto desenfrenado
  • Tirarse al piso
  • Jalarse el pelo o golpearse con algún objeto
  • Salir corriendo sin cuidado
  • Aislamiento y retraimiento

Ante ello, tenemos también que las crisis suelen terminar de una de dos maneras:

  • Al cambiar o reducir la cantidad de información sensorial.
  • Simplemente al cansarse; algunas personas se quedan dormidas, mientras que otras se retraen y no responden a las personas a su alrededor hasta que se calman.

¿Por qué es importante diferenciar entre un berrinche y una crisis emocional?

Es crucial diferenciar entre un berrinche y una crisis emocional porque, mientras el primero es un episodio normal en el crecimiento y suele desaparecer con la madurez emocional del niño, el segundo es una reacción inesperada ante un acontecimiento traumático. Las crisis emocionales pueden manifestarse durante toda la vida, desde la niñez hasta la edad adulta.

¿Cuándo buscar ayuda profesional?

Si los padres no pueden mantener el control durante ambos tipos de episodios, es importante buscar ayuda profesional. Las crisis emocionales, en particular, pueden ser señales de condiciones mentales, trastornos psicológicos o neurológicos, por lo tanto, la observación objetiva y el acercamiento a un pediatra o especialista en inteligencia emocional es fundamental.

Según la Asociación Americana de Psiquiatría, los trastornos de conducta en niños, como el Trastorno Negativista Desafiante (TND) y el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH),  pueden incluir berrinches frecuentes y crisis emocionales como síntomas. La intervención temprana y el apoyo adecuado pueden marcar una gran diferencia en el desarrollo emocional del niño.

Estrategias adicionales

Para manejar tanto berrinches como crisis emocionales, es útil implementar las siguientes estrategias:

  • Establecer rutinas claras: Los niños se sienten más seguros y menos propensos a tener crisis cuando tienen una rutina predecible.
  • Fomentar la comunicación emocional: Enseñar a los niños a expresar sus emociones con palabras en lugar de acciones puede ayudar a reducir la frecuencia de los berrinches.
  • Proporcionar un entorno sensorialmente adecuado: Evitar la sobrecarga sensorial creando un ambiente calmado y seguro.
  • Buscar apoyo profesional: Un psicólogo infantil puede proporcionar técnicas específicas y apoyo a los padres para manejar estos episodios.
  • Modelar conductas apropiadas: Los niños aprenden observando a sus padres. Mostrar calma y autocontrol en situaciones estresantes enseña a los niños a hacer lo mismo.
  • Ofrecer opciones limitadas: Dar a los niños pequeñas opciones puede ayudarles a sentir que tienen cierto control, reduciendo la probabilidad de berrinches.
  • Reconocer y validar sentimientos: Asegurarse de que el niño se sienta escuchado y comprendido, validando sus emociones aunque no se permita la conducta inapropiada.
  • Utilizar técnicas de respiración y relajación: Enseñar a los niños técnicas simples de respiración y relajación puede ser muy eficaz para calmarse durante una crisis emocional.

Entonces, podemos concluir que es fundamental que los padres aprendan a diferenciar entre un berrinche y una crisis emocional en un niño pequeño. Esta capacidad les permite responder de manera más eficaz y apropiada a las necesidades emocionales de sus hijos. Un berrinche suele ser una reacción momentánea a la frustración y puede manejarse con técnicas de disciplina y establecimiento de límites. En cambio, una crisis emocional puede señalar problemas subyacentes más serios, como ansiedad o estrés, que requieren un enfoque más comprensivo y, a veces, intervención profesional. Al distinguir entre ambos, los padres pueden ofrecer el apoyo adecuado, promoviendo un desarrollo emocional saludable y estableciendo una base de confianza y seguridad. Esta habilidad no solo mejora la relación padre-hijo, sino que también facilita el manejo de situaciones difíciles, reduciendo el riesgo de conflictos prolongados y ayudando a los niños a aprender a regular sus propias emociones de manera efectiva.

Referencias

Asociación Americana de Psiquiatría. Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5). 2013.

Mayo Clinic Staff. Berrinches en niños pequelos: cómo mantener la paz. Consultado en junio 2024, de https://www.mayoclinic.org/es/healthy-lifestyle/infant-and-toddler-health/in-depth/tantrum/art-20047845

Abramson, A. (2020, November 3). Anatomía de un berrinche: qué dice la ciencia sobre las pataletas. The New York Times. Consultado en junio 2024, from https://www.nytimes.com/es/2020/11/03/espanol/estilos-de-vida/berrinche-pataleta.html

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