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Cómo enseñar a los hijos a manejar sus emociones

Tiempo de lectura: 5 minutos

En un mundo cada vez más complejo y exigente, enseñar el manejo de las emociones en los niños resulta una tarea fundamental que impacta profundamente en su bienestar y desarrollo integral. Consiste en equiparlos con habilidades cruciales que les permitan identificar, comprender y regular sus inquietudes para poder enfrentar los desafíos de la vida con resiliencia y empatía, además de mejorar sus relaciones interpersonales y su rendimiento académico.

La gestión de emociones en niños implica enseñarles a comprender cómo se manifiestan y cuáles son las formas en que pueden expresarlas saludablemente. Es un proceso complejo y multifacético que requiere de paciencia, consistencia y estrategias efectivas por parte de los padres, quienes juegan un rol primordial como modelos a seguir, para fomentar un entorno seguro y comprensivo, en el cual los niños aprendan a navegar sus sentimientos, desde la identificación y la expresión de emociones hasta la implementación de técnicas de regulación y resolución de conflictos.

En este artículo podrás explorar algunos métodos prácticos y recursos que los padres podemos utilizar para guiar a nuestros hijos en el camino hacia una inteligencia emocional saludable y equilibrada.

¿Por qué es importante la gestión emocional?

El desarrollo de la inteligencia emocional en niños durante la infancia es primordial, ya que sienta las bases para la salud mental y emocional en la etapa adulta. Un niño que aprende a manejar sus emociones aprende a comunicarse de manera efectiva, mejora sus habilidades sociales, fomenta relaciones saludables, reduce conflictos y desarrolla una autoestima sólida con actitud positiva en todos los entornos de su vida.

Estrategias para enseñar la gestión emocional

  • Autoconocimiento emocional.

Esto es esencial como primer paso, ya que implica ayudar a los niños a identificar y nombrar sus emociones, así como ampliar su vocabulario para expresar sus sentimientos. De acuerdo con la Psicóloga infantil Mary Lamia, una buena práctica para ello son los juegos, los libros ilustrados y las conversaciones. Por ejemplo, jugar “nombra la emoción” a través de caras con distintas expresiones sería muy útil para que un niño pueda identificar si está triste, feliz, enfadado o asustado.

  • Validación emocional.

En este paso será fundamental que los niños sepan que todas sus emociones son completamente válidas y normales. Es esencial que no aprendan a reprimir emociones, sino a reconocer tanto los sentimientos positivos como los sentimientos negativos y saber manejarlos adecuadamente.

De acuerdo con la terapeuta familiar Virgina Satir, es importante validar los sentimientos de los niños y hacerles saber que es normal tener una amplia gama de emociones. A nosotros como papás nos toca la tarea de comprender y aceptar dichas emociones, así como de mostrar empatía con nuestros pequeños. Por ejemplo, si vemos que nuestro hijo expresa enojo o tristeza, en lugar de decirle “no llores” o “no te enojes” intentemos decir algo como “entiendo que te sientas así, ¿quieres contarme sobre ello?”, o el uso de frases como “es normal sentirse así a veces”. De esta manera les estaremos enseñando que está bien sentir lo que sienten y que sus emociones importan.

  • Técnicas de autorregulación.

La regulación de emociones también es importante. Existen varios métodos para ello, como la respiración profunda, el contar hasta diez o, incluso, tener un rincón de la calma adecuado con cojines y dentro de un ambiente tranquilo, para el manejo de las emociones intensas.

La Dra. Kristen Neff, experta en autocompasión, sugiere que la práctica regular de mindfulness o atención plena también puede ser beneficiosa, ya que les enseña a los niños a centrarse y a manejar sus emociones de una forma consciente. Según Daniel Goleman, autor de “Inteligencia Emocional”, la respiración profunda activa el sistema nervioso parasimpático y ayuda a reducir la respuesta al estrés. Por lo tanto, un buen ejercicio para nuestros pequeños sería el método de la respiración del cuadrilátero, el cual consiste en inhalar lentamente contando hasta cuatro, mantener la respiración por cuatro segundos y después exhalar contando hasta cuatro. Puedes contar incluso de 2 a 3 segundos, de acuerdo a la capacidad de respiración de tu hijo.

  • Modelado de comportamiento.

Una herramienta poderosa a través de la cual, según el Psicólogo John Gottman, los niños aprenden observando a los adultos. Los padres y/o educadores son los primeros y más influyentes modelos a seguir para sus hijos. Si los adultos manejamos nuestras propias emociones de manera saludable, evidentemente los niños seguirán este patrón. Por ejemplo, mostrar cómo manejar la frustración de forma calmada y hablar sobre las propias emociones con honestidad puede servir de guía para los niños. Una buena práctica es intentando manejar frases como “En este momento estoy molesto, voy a tomar un respiro profundo” o “Hoy me siento un poco cansado, pero sé que si descanso un poco podré recuperarme”.

  • Comunicación abierta.

Enseñar a los niños a expresar sus necesidades y deseos de manera clara y respetuosa es esencial. La psicóloga Adele Faber, coautora de “Cómo hablar para que los niños escuchen y cómo escuchar para que los niños hablen”, recomienda enseñar habilidades de comunicación asertiva y empatía. Otra de las herramientas clave que consiste en establecer un tiempo diario para hablar sobre lo que sucedió en su día y cuáles fueron las emociones que experimentaron nuestros hijos para ayudarles a fortalecer el vínculo y proporcionar una oportunidad para enseñarles habilidades emocionales. Una buena páctica para ello sería trabajar en un diario de emociones, es decir, animar a nuestros pequeños a dibujar o escribir cómo se sintieron. Recordemos que ofrecer las diferentes formas de expresar las emociones, como el arte, la escritura o el juego, será útil para que los niños puedan explorar y comunicar sus inquietudes de forma creativa y no verbal.

¿Cuándo involucrar a un profesional o especialista?

En caso de que tu niño tenga dificultades significativas para manejar sus emociones, es completamente válido también (y en caso de ser necesario) recurrir al apoyo de un profesional, como un psicólogo infantil o un consejero. Recuerda que la intervención temprana puede ayudar a prevenir problemas emocionales más serios en el futuro.

Enseñar cómo expresar las emociones a los hijos implica una combinación de modelar comportamientos saludables, orientar con habilidades específicas, crear un entorno de apoyo y adaptarse a las necesidades cambiantes de los niños a lo largo del tiempo. Pero con paciencia y consistencia, los padres podemos ayudarlos a desarrollar una inteligencia emocional sólida que les servirá para toda la vida.

Referencias

Lamia, M. (2010). Understanding Myself: A Kid’s Guide to Intense Emotions and Strong Feelings. American Psychological Association.

Membrila Benavides, H. (2016, octubre 18). La olla de la autoestima de Virginia Satir. Mundo e Hijos. Recuperado de https://mundoehijos.com/2016/10/18/la-olla-de-la-autoestima-de-virgina-satir/

Neff, K., & Germer, C. E. (2020). Cuaderno de trabajo de mindfulness y autocompasión: Un método seguro para aumentar la fortaleza y el desarrollo interior y para aceptarse a uno mismo. Editorial Descleé De Brouwer.

Goleman, D. (1996). Inteligencia emocional. Editorial Kairós.

Faber, A. (2015). Cómo hablar para que los niños escuchen y cómo escuchar para que los niños hablen. Editorial Diana.

Parenting Counts. (2020). Información para los padres: El entrenamiento de las emociones. Parenting Counts. Recuperado de https://www.parentingcounts.org/wp-content/uploads/2020/11/informacion-para-los-padres-el-entrenamiento-de-las-emociones.pdf

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