La lactancia debe ser a libre demanda, sin horarios fijos. De esta forma se previene el riesgo de obstrucción mamaria y se favorece la recuperación de la pérdida fisiológica de peso del bebé, algo que sucede los primeros días después del nacimiento. El llanto no es la única señal que se debe tomar en cuenta para saber si tiene hambre; cuando se lleva las manos a la boca, mueve los labios succionando, se agita y voltea la cabeza, es probable que tenga apetito. La duración de una toma puede variar, pero con el paso de las semanas el bebé tendrá horarios más definidos, sin necesidad de que establezcas cada cuándo tiene que alimentarse.