Maternidad real: redefiniendo qué es ser mamá

Maternidad real, mamá cargando a su bebé
Tiempo de lectura: 3 minutos

Maternidad real: ¿y si la norma para una mamá fuera ser imperfecta?

A pesar de los avances sociales y culturales actuales sobre el lugar de la mujer en nuestra sociedad, pareciera que estamos viviendo hoy en el periodo más exigente para el papel social de las mujeres: ¡mucho más para quienes además de mujeres son madres!

Las expectativas para mamá en estos días se antojan simplemente fuera de toda realidad “real”:

  • Desarrollarse profesionalmente.
  • Ser una mamá benévola y con una sonrisa siempre en la cara.
  • Hacer siempre más en casa (incluyendo platillos gourmet, manualidades y mejoras en el hogar).
  • Participar activamente en el aprendizaje de sus hijos con muchas y variadas actividades.
  • Lucir todo el tiempo como portada de revista.
  • ¿Quieres más? Sólo es necesario ver las “actualizaciones de estado de tus contactos”

Si bien es cierto que los papás se involucran cada vez más en la vida familiar, también es cierto que pareciera que la presión y responsabilidad a la que están sometidas las mamás no disminuye y, por el contrario, aumenta. Basta abrir tu red social favorita y lidiar con la sobrecarga de “perfección maternal” que vive en el primer “scroll”.

Hay mamás que llegan a la escuela un poco temprano para recoger a su hijo por las tardes: vestidas de gala, sonrientes y acogedoras. Nos parecen hermosas, inteligentes y todo parece sonreírles. Al menos esa es la señal que muchas de nosotras, “mamás imperfectas”, recibimos día tras día.

Maternidad real: es hora de revelar la verdad, la mamá perfecta no existe

Como mamás es sano entender que nuestra imperfección no es grave e incluso más normal de lo que imaginamos: vivimos en la “maternidad real”.

Ser imperfectas no nos convierte en malas madres, y, sabes algo: es posible ser aún mejores mamás si dejamos de presionarnos tanto a nosotras mismas.

Te invito a darte cuenta del peso de tu propia educación en el papel diario que desempeñas como madre.

Por qué no realizar un viaje introspectivo para iniciar con nosotras mismas y poder cambiar en profundidad los malos hábitos de autoexigencia y baja autovaloración en torno a la tarea que realizamos día a día con nuestros pequeños.

Ya de por sí tenemos que lidiar con las exigencias de la vida misma y de las presiones diarias como para también tener a la peor crítica que existe en este mundo, que, en la mayoría de los casos: ¡sorpresa! Somos nosotras mismas.

Cada mamá es diferente y perfecta en torno a lo que que hace y sí, tu “maternidad real” también lo es. Algo absolutamente esencial es dejar de compararte con lo que crees saber sobre otras mamás, así como es inútil y peligroso comparar a nuestros pequeños.

Cada situación, cada niño, cada familia, cada mamá es única y no existe una receta milagrosa para convertirse en la madre perfecta.

La paciencia eterna y absoluta que puedes desear dar a sus hijos también debe aplicarse a nosotras mismas. Es importante conocernos, entender nuestros propios límites y tenerlos en cuenta a la hora de fijar objetivos: físicos, actitudinales y profesionales, etc.

Por favor, recuerda siempre lo que tus peques realmente necesitan, sobre todo desde esos objetivos de “perfección” que a veces nos imponemos: hacer cada vez más en el hogar, realizar actividades manuales, culturales, educativas y controlar nuestras emociones. La realidad es que generalmente no son lo que más necesitan nuestros peques.

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Establece los objetivos correctos

Intenta fijarte los objetivos correctos. Comprendamos que como madres siempre compartiremos momentos de juego con nuestros peques, participaremos en su aprendizaje, porque es algo que nos encanta, pero sobre todo trata de aprender a seguir sus propios ritmos, lo que no siempre es posible en la escuela. Integra la empatía a tus destrezas de madre adaptando tu comportamiento a las capacidades de tus pequeños (y también a las tuyas).

Pero también intenta dejar pasar, dejar ir, no hacer caso a las “críticas no solicitadas”. Aceptar no tener fuerzas, nuestros altibajos emocionales, para hacer siempre más. Necesitamos escucharnos y también para tener en cuenta nuestro propio ritmo y necesidades .

Es muy importante aceptar nuestras emociones, sean las que sean, y tratar de aprovecharlas hablando de ellas con tu familia y así hacerles entender desde pequeños que ninguna emoción es anormal y que no debemos avergonzarnos de ellas: hablando podemos encontrar soluciones.

Lo más importante: tracémonos como objetivo principal no hacer comparaciones con estereotipos de maternidad perfecta o con otras mamás. Ellas no son tú y por lo tanto tú no puedes ser ellas.

La experiencia te dirá a través del tiempo que son menos perfectos de lo que tú piensas.

Para conocer más:

  1. DUCHARME Charlotte.—  “Cool Parents make happy kids: L’expérience inspirante d’une maman qui applique l’éducation positive au quotidien (Enfant – Education)” Edit Marabout. Disponible para compra en https://www.amazon.com/-/es/Charlotte-DUCHARME/dp/2501118162?ref_=ast_author_mpb
    1. FILLIZAT Isabelle El mundo emocional del niño: Comprender su lenguaje, sus risas y sus penas (Superfamilias); 2002, Zenith Editorial. Disponible para compra en: https://www.amazon.com.mx/mundo-emocional-del-ni%C3%B1o-Superfamilias-ebook/dp/B0BR15DDGB/ref=sr_1_4?__mk_es_MX=%C3%85M%C3%85%C5%BD%C3%95%C3%91&crid=18905S7M3XWF2&keywords=ISABELLE+FILLIOZAT&qid=1683049524&sprefix=%2Caps%2C1145&sr=8-4

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