Desde que nace el bebé y hasta alrededor de los 7 meses de edad, los brazos y el arrullo de cualquier persona le resultan reconfortantes. De pronto un día, después del séptimo mes de vida, parecen no querer estar con nadie más que papá y mamá, o sus cuidadores principales. Parecen tener miedo de todos y no quieren separarse ni por un minuto de las personas que conocen y quienes le otorgan los cuidados, atenciones y alimento diariamente.
Aunque parezca contradictorio, esto es parte del desarrollo normal y saludable en la vida de un niño. A medida que el bebé se desarrolla, sus emociones y reacciones hacia lo que pasa en su día a día cambian. A partir de los siete meses la mayoría de los bebés comienzan a sentir miedo y ansiedad cuando están en lugares desconocidos o con personas nuevas, particularmente si mamá o papá no están a la vista. A esto se le llama angustia por separación y es, como ya señalamos, una etapa normal en el desarrollo del bebé.
La ansiedad de separación sucede cuando un bebé comienza a comprender la permanencia de un objeto, es decir, que algo o alguien existe aun cuando no esté a la vista. Esto viene aunado con la consciencia de que mamá o papá son seres separados de él y cuando se ausentan, aunque sea por un momento, o cuando los dejan al cuidado de alguien a quien no conocen, se sienten amenazados e inseguros, pues aún no tienen concepto del tiempo y no pueden comprender que sus padres regresarán.
Entre los ocho y los 14 meses la mayoría de los bebés viven esta angustia y ansiedad que se manifiesta en llanto o berrinches cuando sus padres o cuidadores no están con ellos o los dejan encargados. Entre los 14 meses y los tres años de edad en algunos niños puede persistir la ansiedad de separación, manifestándose en la necesidad de tener a la vista a sus padres o cuidadores, aunque ya se sienten cómodos explorando su entorno. Esto, como mencionamos, es parte de su proceso de desarrollo.
Sin embargo, en algunos casos la ansiedad puede persistir más allá de los 6 años de edad, convirtiéndose en un trastorno, lo que requiere de atención por parte de un especialista en salud mental infantil.
Para ayudar al bebé a superar esta etapa, los padres pueden tomar algunas medidas, como:
-Siempre reafirmarle que regresarás y que estarán ahí para amarlo y cuidarlo.
-Nunca engañarlo o salir a escondidas de casa.
-Siempre despedirte, incluso cuando es muy pequeño, recordándole que lo amas y que pronto volverás.
-Si lo vas a dejar al cuidado de alguien, déjale un juguete o cobijita que le guste para que se sienta conectado con algo conocido que pertenece a la seguridad de casa.
-El juego de esconderse detrás de una manta y salir, puede ayudar a tu hijo a entender que aunque no te vea, estás ahí y que tu ausencia no es permanente.
Es importante que los padres no se angustien por el miedo o el llanto de su hijito, ya que él lo percibirá y esto hará que se sienta aún más perdido y desesperado.