En la década de los 70 se popularizó el uso de la andadera, con el fin de enseñar a los bebés a caminar. Sin embargo, en pocos años los especialistas y pediatras descubrieron que esta no favorecía la marcha del bebé, limitaba su adecuado desarrollo psico-motor y provocaba numerosos accidentes.
Los bebés nacen con una serie de reflejos primarios, que son producto de la evolución humana. Los médicos comprueban estos reflejos para evaluar la salud de los recién nacidos. Uno de estos es el reflejo de marcha, que consiste en que al cargar al bebé por las axilas y colocarlo en posición vertical sobre un plano recto, como la cama de exploración del médico, cuando siente el estímulo en la planta de los pies, el bebé se endereza y estira las piernas alternativamente, como si quisiera caminar. Esto apunta a que todos los seres humanos saludables estamos capacitados para caminar desde el inicio de nuestra vida.
Para que esto suceda, un bebé necesita fortalecer una serie de músculos, al tiempo que domina el control de ciertos movimientos. Es por esto que aprenden primero a sentarse, luego se arrastran sobre su pancita, después gatean y finalmente se ponen de pie con ayuda y comienzan a dar sus primeros pasos. Todo este proceso es el óptimo para el desarrollo y no se debe forzar.
En la actualidad se sabe que el uso de andadera no ayuda al bebé a caminar, sino todo lo contrario, atrasa el inicio de la marcha. Los músculos que utiliza para mover la andadera no son los mismos que usaría para caminar, además de que no aprende a mantener el equilibrio, a caerse y levantarse, o a
situarse en el espacio, ya que ni siquiera puede ver sus piececitos. Por si esto fuera poco, algunos estudios sugieren que el uso de andaderas puede causar problemas de postura, ya que obliga al bebé a mantener las piernas separadas y ligeramente arqueadas. Y al mantenerse erguido cuando su espalda aún no tiene la suficiente fuerza, también puede afectar su desarrollo.
Pero la principal razón por la que organismos de salud internacionales sugieren evitar a toda costa las andaderas, es el peligro que representan para el bebé cuando se comienza a desplazar por sí mismo, ya que aumentan al doble las posibilidades de sufrir un golpe en la cabeza, además de fracturas de brazos o piernas.
La mayor parte de los accidentes ocurren por caídas en escaleras o escalones, aunque también se presentan lesiones causadas porque el bebé jala algo que lo golpee, le provoque quemaduras o incluso machucarse con una puerta o cajón.
La Academia Americana de Pediatras (AAP) recomienda prohibir la fabricación y venta de andaderas debido a que, según estudios, suponen un riesgo considerable de lesión e incluso de muerte, además de que no aportan ningún beneficio. Por otra parte, la Asociación Española de Pediatría, afirma que la mejor andadera es aquella que no se usa.
Si necesitas que tu bebé esté entretenido, mientras tú realizas otras tareas, es mucho más recomendable ponerlo en un corralito con juguetes seguros y adecuados a su edad, al alcance de la vista y el oído de un adulto responsable.