Es él quien define cuánta leche necesita y cada vez que amamanta estimula tu producción. Este ajuste natural permite que generes exactamente la cantidad de leche que necesita.
Una manera efectiva de saber si estás produciendo lo suficiente es verificar que tu recién nacido esté ganando peso (170 gramos por semana a partir de que baja la leche) y que moje los pañales de acuerdo a su edad (un pañal sucio por cada día de vida; es decir uno en el día uno, dos en el día dos, etcétera. Después del día 4, las popós deben ser parecidas a la mostaza y el bebé debe hacer al menos 3 a 4 vecres al día de 2.5 cm o más).
¿Hay algo que puedas hacer con tu dieta?
La naturaleza es tan sabia que diseñó la leche materna para alimentar a los bebés, incluso bajo las condiciones más difíciles. Hasta las mamás desnutridas cuentan con una leche de buena calidad; sin embargo, se recomienda que consumas unas 300 calorías extra al día y que lleves una dieta sana y variada.
Esto no quiere decir que tu dieta tenga que ser militarizada (cero café, cero postres, cero grasas, miles de frutas y verduras y nada de picante), lo cual desanima a muchas mamás a seguir amamantando. No afectarás a tu pequeño si te tomas una copa de vino de vez en cuando, si tomas cantidades moderadas de café o si ingieres una que otra azúcar refinada. Solo busca que tu dieta sea sana y variada de manera general. Las dietas muy restringidas sí pueden disminuir la producción de leche.
Dicho todo esto, existe toda una tradición respecto a los alimentos que aumentan la cantidad de leche que produces (llamados galactogogos), sin embargo no hay evidencia científica sólida al respecto. De cualquier manera enlistamos algunos y te recomendamos siempre consultar con tu médico antes de consumir hierbas, plantas o suplementos:
Fenogreco: Muchos tés que estimulan la lactancia usan esta hierba, conocida por activar la sudoración, pues parece tener un efecto parecido en las glándulas mamarias. Sin embargo, algunos estudios apuntan a que provoca contracciones uterinas, por lo que algunos médicos prefieren contraindicarlo.
Alimentos ricos en hierro: La espinaca y la avena suelen recomendarse durante la lactancia. Aunque no hay muchos estudios que comprueben que aumentan la producción de leche, sí hay una correlación entre bajos niveles de hierro y una baja en la producción de la misma.
Levadura de cerveza: Seguramente has escuchado que beber cerveza ayuda a la producción de leche, pero puedes consumir solo la levadura y dejar del lado el alcohol. Muchas mamás aseguran que sí funciona.
Ajo: El ajo cambia el sabor de la leche, al igual que muchos otros alimentos que consumes. Algunos bebés amamantan más con sus sabores favoritos y así aumentan la cantidad de leche que produce su mamá. Fíjate si tu bebé tiene algunas preferencias marcadas.
Hinojo: Esta planta silvestre también es común en los suplementos y tés para las mamás que amamantan, aunque también puedes cocinarlo en tus platillos favoritos (se parece a la zanahoria).
Otros factores en la alimentación
Líquidos: No es necesario tomarlos en exceso (solo te sentirás incómoda), solo bebe lo suficiente para sentirte satisfecha. Toma en cuenta que no solo el agua te hidrata (por ejemplo, los caldos y el jugo también cuentan como líquido).
Vitaminas: No se consideran necesarias si llevas una dieta variada.
Grasas: Tu consumo de grasas no afectará la cantidad de grasa en tu leche, pero sí su calidad. Procura consumir grasas de fuentes naturales, por ejemplo del aguacate y de las nueces.
Pescados: Evita los que son altos en mercurio (tiburón, pez espada, caballa, atún y blanquillo). Puedes comer crustáceos, pescado enlatado (excepto el atún, que se recomienda máximo una vez al mes), peces pequeños o criados en granja.