Aprendiendo a ir al baño: entrenamiento a niños con Síndrome de Down

mamá plática con su hijo
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El Síndrome de Down no es una enfermedad, es una alteración en el equilibrio genético que afecta el funcionamiento del organismo, ocasionando un desarrollo más lento. 

Cada niño es diferente y el ritmo y facilidad con que adquiere habilidades y destrezas es distinto; esto es particularmente cierto en aquellos niños con Síndrome de Down; para la mayoría, el desarrollo social es un punto fuerte, sonríen e interactúan con los demás al tiempo que cualquier otro niño, pero, por otra parte, el desarrollo motor y el lenguaje suele retrasarse.

Sin embargo, las habilidades y destrezas de un niño con síndrome de Down no sólo dependen de su propia condición, sino también de la estimulación y apoyo que reciba tanto por parte de especialistas, como de su familia.

Para todos los padres, el entrenamiento para dejar el pañal y comenzar a usar el escusado es un desafío importante. Para los padres de niños con síndrome de Down, se requiere un esfuerzo extra, ya que es necesario observar de cerca los horarios y las actitudes de sus hijos cuando hacen pipí y popó, para ayudarlos a reconocer lo que están sintiendo. 

La edad en que los niños con síndrome de Down logran el control de los esfínteres es muy variable, y los márgenes son muy amplios, tanto en este como en otros hitos de desarrollo. Por regla general, un niño con síndrome de Down podrá tener control de pipí y popó alrededor de los 5 años durante el día, y en la noche esto puede retrasarse un poco más. Sin embargo, a partir de los tres años se pueden empezar a observar algunas de las siguientes capacidades que indican la madurez adecuada para empezar con el entrenamiento:

-El niño puede caminar hasta el baño y bajarse los pantalones

-Entiende y obedece instrucciones sencillas

-Puede quedarse sentado durante 5 minutos

-Su pañal está limpio después de hora y media de haberlo cambiado

-Hace popó alrededor de la misma hora todos los días

Identifica cuando su pañal está sucio, se siente incómodo, o pide que lo cambien. Si a los cuatro años esto no ha sucedido, puedes ayudarle a darse cuenta, con frases neutras como “tienes el pañal mojado, hay que cambiarlo”. Evita las frases con carga moral como: “te hiciste otra vez”, “eres cochino” o “estás sucio”. 

Para un niño con síndrome de Down el entrenamiento para comenzar a usar el escusado es bastante similar al de cualquier otro niño, pero requiere un poco más de paciencia, disposición y buen humor

Puedes utilizar un diario que te permita registrar los éxitos y los “accidentes”, o también llevar con tu hijo un calendario de estampitas para alentar su esfuerzo. 

-Consigue un asiento entrenador para adaptar al escusado y que sea atractivo para él, y explícale para qué es. Acompáñalo a que se siente durante un par de minutos, mientras miran un cuento o le platicas una historia.

-Procura que use pantalones de resorte, y calzoncitos entrenadores para que sean fáciles de bajar y subir al momento de estar en el baño. 

-Pregúntale cada hora y media si quiere hacer pipí o popó y llévalo cada dos horas al baño para que se siente. 

-Evita el regaño y las comparaciones con otros niños, es mejor reforzarle con amor y felicitarlo cada vez que haga pipí o popó en el escusado. En caso de que suceda un “accidente” no le comentes nada, solamente cámbialo. 

Si después de un mes, no notas ningún progreso, es mejor dejar el entrenamiento para más tarde. 

Una vez que se haya logrado el control de esfínteres durante el día, en la noche se dará espontáneamente, pero puede tardar alrededor de un año más. 

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