Si acostumbras a darle besos en la boca a tu hijo, quizá después de leer esto no lo volverás a hacer. La principal repercusión es de carácter higiénico, pues los hábitos de un adulto son muy diferentes a los de un menor, por lo que esta muestra de cariño puede ser una vía para transmitirle desde hongos, faringitis, herpes labial, mononucleosis (que causa fiebre e inflamación de los ganglios linfáticos), hasta enfermedades en las encías, hepatitis B, gripa, meningitis, etcétera. Además, conforme vaya creciendo, tu hijo lo verá como algo natural y quizá acepte besos de personas que no son mamá o papá, poniéndolo en una situación de confusión.