El seguimiento médico durante el desarrollo del embarazo es sustancial para poder detectar y atender cualquier situación que ponga en riesgo a la madre o el bebé. Una condición que se presenta con cierta frecuencia durante la gestación, alrededor del 5% de todos los embarazos, es la preeclampsia; y un cuadro más grave, la eclampsia, que puede ocurrir en uno de cada 2,500 embarazos.
La preeclampsia es una complicación que se presenta en el embarazo, generalmente a partir de la semana 20 y se caracteriza por presión arterial alta y presencia de proteínas en la orina.
También pueden presentarse otros signos como hinchazón en cara, piernas y brazos debido a la retención de líquidos. La preeclampsia es una condición grave, que de no ser atendida puede complicarse en eclampsia y puede provocar la muerte de madre e hijo.
El tratamiento dependerá del momento del embarazo y de la gravedad de la condición, pero el nacimiento del bebé, cuando la edad gestacional lo permite, es la mejor solución. Cuando esto no es posible, reposo y un estricto control médico puede ser necesario hasta que el nacimiento del bebé sea viable.
La preeclampsia también puede aumentar el riesgo de parto prematuro y en el bebé, trastornos del aprendizaje, epilepsia y discapacidades como parálisis cerebral, sordera y ceguera.