El porteo, esa práctica que se ha realizado por años en diferentes culturas y épocas, cuenta con múltiples beneficios. Y es que cargar al bebé de esta forma establece contacto físico y emocional entre padres e hijos, o en su caso, personas cuidadoras.
BENEFICIOS:
- Al aumentar el contacto físico con la madre, padre o persona cuidadora, se fortalece la seguridad y el vínculo.
- Se reduce el llanto. Un Estudio publicado en The Journal Pediatrics encontró que el porteo por tres horas al día reduce el llanto infantil en un 43% y en las horas antes de dormir un 54%.
- Mayor calidad de sueño. Una niña o niño seguro y tranquilo duerme más tiempo y con mayor facilidad.
- Potencia el apego seguro al ayudar a reconocer las señales de niñas y niños, atendiéndolas de manera anticipada y oportuna. Es decir, satisfacer las necesidades mejora el desarrollo y bienestar de niñas y niños, generando adultos independientes y seguros.
- Mayor bienestar físico. Al regular la temperatura, optimizar el consumo de oxígeno y respiración, disminuir el reflujo gastroesofágico, favorer la expulsión de gases y deposiciones, se ayuda al desarrollo adecuado de la cadera y espalda, mejorando el desarrollo psicomotor, equilibrio y proporcionando una mayor tolerancia al dolor.
- Previene la plagiocefalia postural o deformación de la cabeza.
- Protege el desarrollo de las caderas y previene la displasia.
- Promueve una mejor adaptación al entorno, ya que el contacto acelera el desempeño social del bebé.
Al realizar el porteo, toma en cuenta lo siguiente:
A: Aire, con buena circulación
Asegúrate de que tu bebito pueda respirar al mantener despejadas su boca y su nariz. Fíjate que estén alejadas de tu pecho y que haya espacio para que circule el aire alrededor de su carita. Mantenlo tan cerca de tu cara que puedas darle un beso en la cabeza y te quede todo el tiempo a la vista.
B: Buena posición, importante
Asegúrate de que el fular tenga el soporte adecuado para la edad de tu bebé, dependiendo de su nivel de control de cuello y tronco, y que no pueda sumirse o resbalarse. Lo ideal es que sus rodillas queden arriba de sus nalguitas, abrazándote, y que su peso se recargue en sus pompis y muslos.
C: Comodidad, clave
El fular o arnés que uses debe ser cómodo tanto para ti como para el bebé. Si no te sientes a gusto o segura cargándolo, o él se queja demasiado, busca a una asesora de porteo que pueda corregir tu técnica.